No hay que empezar la casa por el tejado
19 de Noviembre de 2018

Incluso los íberos, allá por el siglo V a. C., para hacer los oppidum del Puente Tabla, tuvieron que hacer excavaciones de tierra en Jaén. Y es que la arquitectura protohistórica, como todas, requiere unos buenos cimientos.

No debemos olvidar que, del mismo modo que la tierra se prepara para la siembra, debemos mimarla antes de llevar a cabo cualquier edificación, y esto no lo han inventado quienes se dedican a la excavaciones de tierra en Jaén, sino que es algo que ya hacían nuestros paisanos miles de siglos atrás. Por esto los íberos nivelaban el suelo con cantos rodados o pequeñas piedras sobre los que colocaban cenizas. De hecho, en la construcción del santuario de El Cigarralejo, en Murcia, tuvieron que excavar parte de la montaña sobre la que se asienta.

Esto, que hoy en día es una ardua tarea, podemos imaginar que, entonces, era una misión mastodóntica. No olvidemos que la primera construcción humana la llevaron a cabo los neardentales, que levantaron unos círculos de piedra en una cueva al Sur de Francia rompiendo estalactitas.

Las edificaciones son y han sido a lo largo de la historia variopintas, tanto como los trabajos previos para facilitar su construcción. Hay que tener en cuenta múltiples factores que van desde los climatológicos hasta la orografía del terreno y que condicionan desde el tratamiento previo del suelo hasta la forma y, en este caso, el sentido de la construcción. Así llama la atención cómo hay lugares donde no solo se construye hacia arriba, sino también, y en algunos casos diríamos que, sobre todo, hacia abajo. No es necesario irse muy lejos, en España tenemos un ejemplo flagrante, Cuenca, que es una imagen viva de esta peculiaridad urbanística.

Sin embargo, te invitamos desde Antonio Jiménez González a mantener la calma y a no empezar la casa por el tejado.

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